Los cartagineses llegaron a la Península Ibérica, llamados por los fenicios de Gades, en el año 550 a. C. y permanecieron en ella hasta el año 206 a. C., en que Magón abandonó Gades para retirarse a su reducto de las Pytiusas. Trascurrieron 344 años, de los cuales sólo 13 años perteneció a ellos Cartagena, precisamente los de su mayor esplendor y apogeo. Las Guerras Púnicas fueron enfrentamientos bélicos entre cartagineses y romanos durante los siglos III y II a. C., por la hegemonía en el Mediterráneo. Tras la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C), Roma se anexionó Sicilia y sometió a Córcega y Cerdeña. Los cartagineses se replegaron hacia la Península Ibérica, intentando recuperar el prestigio perdido y conseguir fuentes de recursos económicos en la expansión y control en los territorios meridionales de la Península.